domingo, 14 de febrero de 2010

Soy libre, soy negro, soy afrodescendiente

A propósito del artículo de Juan Veroes publiclado en Aporrea.
Por: George Amaiz Monzón
Fecha de publicación: 11/03/09
Una cosa es cierta: Los primeros africanos y africanas provenientes de diversos grupos del conjunto nigero-congoleño, y que fueron traídos a tierras americanas en condición de esclavizados y escavizadas (no esclavos), tuvieron la capacidad y disposición de mantener significativos valores culturales de sus culturas originarias, y asi mismo, ya emplazados en América, resemantizaron varias de esas expresiones e hicieron nuevas construcciones culturales; muchas de las cuales se mantienen en la actualidad.

Este proceso, nada despreciable en la construcción de la diversidad cultural venezolana, es un referente que poseemos y que como venezolanos estamos obligados a valorar. En este sentido, dicho aporte cultural ha sido fuente de inspiración para que muchos y muchas descendientes de aquellos que en el pasado, fueron reconocidos como negros, esclavos, salvajes, animales, y seres sin alma, y que en la actualidad han sido objeto de relaciones de poder asimétricas y de dominación–subordinación, progresivamente hayan consolidado un discurso y un accionar que en su condición política y reivindicativa, contribuye a la visibilización de esta población históricamente excluida y maltratada; incluso luego de la Abolición de la esclavitud en 1854. De esto, se trata grosso modo la afrodescendiencia.

Lo anterior viene a colación del artículo suscrito por Juan Veroes y titulado “No soy afrodescendiente, soy negro simplemente”, publicado en el sitio virtual de Aporrea, con fecha 04 de marzo del año en curso (http://www.aporrea.org/actualidad/a73662.html). Desde nuestra perspectiva, y conscientes de que el tema de la afrodescendencia es un tema que por relevante se mantiene constantemente bajo polémica, debemos decir en primera instancia, que no pretendemos cuestionar que el referido autor se reconozca como negro y no como afrodescendiente, ya que objetar una posición individual de este calibre, sería contradecir nuestros propios principios en cuanto a que el ser afrodescendiente debe partir del auto-reconocimiento de cada persona y no de una imposición ideológica salida de un organismo público o de una suerte de evangelio desde el cual, aquellos (as) que estamos inscritos en la afrovenezolanidad, exigimos a otros como deben denominarse de ahora en adelante. Sin embargo, consideramos necesario exponer algunos planteamientos que consideramos pertinentes dentro de la discusión, a fin de que los lectores cuenten con mayores argumentos, y que en definitiva les permitan construir sus juicios al respecto.

Para lo anterior, quisiésemos partir de la siguiente idea esgrimida por el Sr. Veroes. Dice este autor en su artículo: “... mis antepasados no llegaron aquí como turistas, ni como inmigrantes, ni como refugiados, ni como seres humanos (...) (se) los transformó en mercancía quitándoles la esencia de humanos. No eran africanos los que aquí llegaron...”. Con respecto a la primera parte de dicho planteamiento, estamos en total y absoluto acuerdo, ya que efectivamente, pensar que las y los africanos arribaron por voluntad propia a América o que ser esclavizados formaba parte natural del proceso mercantilista colonial, no es sólo un error histórico sino una profunda contradicción e irrespeto a los más esenciales derechos que como seres humanos todas y todos poseemos.

No obstante, plantear que las y los africanos secuestrados para ser traídos como escavizadas (os) no eran humanos y africanos, es desconocer por una parte, la resistencia de estas personas por mantener vínculos con su propia ancestralidad y por tanto descartar la impronta cultural que nos heredaron. Por otro lado, la consideración de estas personas como “no humanas” fue un hecho terrible, pero ni tal horror, pudo aniquilar la dignidad y las aspiraciones de libertad e igualdad de nuestras ancestras y ancestros. En este orden de ideas, el considerarnos negros porque sólo en eso nos convertimos (o nos convirtieron), pareciera ser un discurso más asimilado a lo que la elíte colonial y más tarde , el sector social dominante de la República, se propuso y no a lo que a pesar del dolor sufrido, se ha logrado (aunque falte mucho por alcanzar).

Ser afrodescendiente no significa el anhelo de ser africano y desconocer nuestra propia presencia y vivencias en América, así como tampoco es un indicativo del porcentaje de melanina que tengamos en la piel. Ser afrodescendiente es una construcción personal y social orientada a la valoración y respeto por los elementos territoriales, generacionales, históricos y culturales, que nos legitiman como herederos de un legado invaluable, que como parte de nuestra diversidad, nos permite posicionarnos como auténticos venezolanos, sujetos de derecho.

Por lo anterior, aspiramos entre otras cosas, contarnos como afrodescendientes en el próximo censo poblacional del año 2010. Ya que sólo visibilizandonos como población, tanto que diversa como venezolana, estaremos en la senda de la igualdad. Desde allí, deberemos trabajar por la consolidación de la libertad cultural de las y los afrodescendientes, entendiendo por libertad cultural, el derecho que tiene un grupo de personas a elegir su modo de vida, a estimular la creatividad, la imaginación, la experimentación y la diversidad, fundamentos mismos del desarrollo humano.

La definición constitucional de Venezuela como una nación multiétnica y pluricultural representa una ruptura con respecto al modelo de Estado-nación configurado en la ideología política del mestizaje, y como ya han señalado algunos autores, de lo hispánico mestizo como paradigma cultural necesario para el logro de la civilización y del progreso. En la actualidad, muchos movimientos sociales están conceptualizando y desarrollando la instrumentalización política de sus identidades étnicas y culturales. En este contexto, las y los afrovenezolanos, como diversas comunidades y organizaciones afrodescendientes de América, están considerando cada vez más, que el éxito de sus demandas estará garantizado no sólo tras la consolidación del auto-reconocimiento y reconocimiento de su condición de afrodescendientes, sino también tras una profunda interpretación de su pasado y del desarrollo de proyectos sociales y políticos de cara al futuro.

George I. Amaiz Monzón es Antoólogo y actualmente trabaja en la Oficina de Enlace con las Comunidades Afrodescendientes del Ministerio del Poder Popular para la Cultura


martes, 9 de febrero de 2010

Sobre Agujeros y Vacío

Sobre Agujeros y Vacío

Lo que nos cuenta la "historia oficial"

A modo de exigencia evaluativa de la materia: Formación social venezolana, del cuarto semestre de sociología, se me pide realizar un trabajo escrito a manera de ensayo en relación a alguno de los puntos expuestos dentro del programa de la materia y que fuimos discutiendo en clase a medida que nuestros compañeros realizaban exposiciones de cada uno de ellos. Considero necesario mencionar que al inicio de este semestre, ya casi transcurrido, cuando nos distribuimos los temas de las exposiciones entre los alumnos, ocurrió algo curioso que atrajo mi atención, considero que de gran significación. Es por ello que mi ensayo no se basará en algún tema especifico del programa (con esto no pretendo descalificar a la profesora de la materia, en la cual reconozco un gran interés por despertar la curiosidad e incentivar el debate), sino en el programa en sí.

Es momento de leer el programa de la materia y de repartir los temas de las exposiciones, al leer los distintos temas notamos que hay una especie de agujero en el programa que arrastra hacia el vacío gran parte de nuestra historia y nuestra identidad como venezolanos, reconozco ese agujero, es el mismo agujero que estuvo y está aún presente en los currículos de muchas escuelas, liceos y universidades, es un agujero que nos lleva, de manera directa pero sobre todo de manera sutil y casi imperceptible, a despreciarnos entre nosotros y a renegar de una condición inherente a nuestra identidad. Parafraseando un poco al escritor uruguayo Eduardo Galeano podría decir que el programa de la materia peca menos por lo que dice que por lo que calla.

El temario del programa nos hablaba de la necesidad de caracterizar a la Europa que vino a nuestras tierras hace quinientos años, nos hablaba de la necesidad de caracterizar los modos de producción de los indígenas para antes de la colonia, además de su caracterización, y de allí saltábamos directamente a los movimientos pre-independentistas... allí faltaba algo, ¿no hablamos de tres componentes étnicos a la hora de hablar de los orígenes de nuestra identidad?, el programa menciona solo dos. Inmediatamente surgen las preguntas, ¿A donde fueron a parar todos aquellos africanos y africanas que salieron esclavizados de las costas de África?, si los europeos que llegaron a Venezuela eran principalmente españoles ¿de dónde eran los africanos?, ¿no habrá caracterización para el África en vísperas de la llegada de los europeos a nuestras costas? ¿Tampoco hablaremos de cómo nuestros ancestros indígenas reaccionaron ante la llegada de los españoles?, ¿les fue fácil la llegada a los europeos?, ¿hubo resistencia?, ¿tuvieron cultura los indígenas y africanos antes de su encuentro con la "civilización"?, de ser así, ¿existe aún algo de esas culturas en nuestro acervo nacional?, ¿hubo aportes?, ¿cuáles?, ¿todo lo anterior no forma parte de nuestra formación social como venezolanos?

En base a eso hicimos la observación a la profesora, ésta se mostró un poco sorprendida al principio, ya que en diez años nadie había notado tal vacío, y a manera de reflexión hizo notar como los mecanismos de dominación siguen vigentes hoy día, a partir de allí modificamos nuestro temario y agregamos los contenidos faltantes (no se si el programa será modificado para los futuros semestres, espero que así sea). En relación a esto agrego una cita de Aníbal Quijano, quien expresa lo siguiente:

"El racismo y el etnicismo fueron inicialmente producidos en América y reproducidos después en el resto del mundo colonizado, como fundamentos de la especificidad de las relaciones de poder entre Europa y las poblaciones del resto del mundo. Desde hace 500 años, no han dejado de ser los componentes básicos de las relaciones de poder en todo el mundo. Extinguido el colonialismo como sistema político formal, el poder social está aún constituido sobre la base de criterios originados en la relación colonial. En otros términos, la colonialidad no ha dejado de ser el carácter central del poder social actual. Todas las otras determinaciones y criterios de clasificación social de la población del mundo y su ubicación en las relaciones de poder, desde entonces actúan en interrelación con el racismo y el etnicismo, especialmente, aunque no sólo, entre europeos y no-europeos."(Quijano; 1992)

Repensar la educación y los programas educativos es hoy una necesidad, es vergonzoso que hoy sigamos reproduciendo mecanismos implantados hace mas de 500 años para dominar y dividir a gran parte de la población en aras de mantener y justificar un sistema económico basado en la esclavitud y la explotación como formas de producción, en este sentido estuve leyendo un ensayo de Catherine Walsh titulado: (De) Construir la interculturalidad. Consideraciones críticas desde la política, la colonialidad y los movimientos indígenas y negros en el Ecuador, en este trabajo la autora hace una reflexión sobre la interculturalidad en los diferentes ámbitos de la sociedad ecuatoriana, dentro del mismo se cita a José Chalá, presidente de la Confederación Nacional Afroecuatoriana, quien expresa lo siguiente:

"La historia del pueblo negro del Ecuador ha sido una historia de negación, ocultamiento, minimización, sumado a esto el racismo que por su parte sirve de justificativo al propio colonialismo. Esto es particularmente cierto si tenemos en cuenta que todo acto de colonización implica violencia, cambios profundos, crisis. Eso aconteció con el pueblo negro, su historia, su cultura, su esencia de seres humanos se han nutrido permanentemente de relaciones violentas de negación al derecho de la diversidad, de la existencia como pueblo."

Es de gran importancia la revisión histórica de hechos que han sido velados por la "historia oficial", y de esta manera producen efectos como el endoracismo, la perpetuación del racismo y el eurocentrismo entre otras cosas, hace apenas unos meses escuché a una señora en la televisión diciendo que el venezolano es flojo por naturaleza y que son los europeos quienes de alguna manera dan a la sociedad un impulso para salir del atolladero en que estamos.

Lamentablemente los comentarios de esa señora podrían verse respaldados por aquellos textos escolares en los que veíamos a los europeos como una suerte de salvadores que llegaron a librarnos de la "barbarie arcaica" en la que vivían nuestros indígenas, recuerdo también como en mi texto de "historia universal" (así decía el título) de noveno grado, más de un continente había desaparecido, ha debido llamarse: historia occidental, así por lo meno hubiéramos sabido que existían otras historias que no estaban siendo contadas en ese libro, la señora eurocentrista pudo haberse respaldado en el programa de nuestra materia.

Si bien es cierto que aquellas declaraciones causaron ruido en los sistemas auditivos de muchos de nosotros, es cierto también que muchos de nuestros textos y currículos nos llevan en esa dirección de pensamiento. Cuando hablamos de revindicar, de contar las historias no contadas, de profundizar en los hecho e intereses de la época, cuando cuestionamos la historia oficial y sus exponentes, no estamos queriendo vivir en una constante expiación del pasado, no, estamos queriendo rescatar una gran parte de nuestra identidad que de alguna manera han querido ocultar y dejar en manos del olvido. Las preguntas que hice al principio de este trabajo, junto a cualquier otra que surja de la visualización del agujero educativo, deben ser respondidas. José Martí nos decía en uno de sus escritos que:

"No basta ya, no, para enseñar, saber dar con el puntero en las ciudades de los mapas, ni resolver reglas de tres ni de interés, ni recitar de coro las pruebas de la redondez de la tierra, ni ahilar con fortuna un romancillo en escuela de sacerdotes escolapios, ni saber esa desnuda historia cronológica inútil y falsa, que se obliga a aprender en nuestras universidades y colegios."(Martí; 2005, p416)

Es preciso profundizar, contraponer ideas y visiones al discurso dominante que nos enseña entre otras cosas que: "los indios son brutos", o que nos habla de "negros esclavos traídos de África" atribuyendo así a los africanos y africanas la condición inherente de esclavos, además de caracterizarlos únicamente por su color, menospreciando sus conocimientos y sus culturas. Mientras no se amplíe el espectro del conocimiento de nuestra historia y sus consecuencias prácticas, seguiremos arrastrando esas viejas cadenas invisibles que nos mantienen atados al desprecio, a la autocompasión y a la vergüenza en la Venezuela de hoy.

Jesús "Chucho" García, uno de los estudiosos y activistas más destacados en el tema de la afrodescendencia en Venezuela y el Caribe, se inició como investigador formal del tema afro desde el momento en que llegó a la escuela, allí sintió el choque de la historia oficial con aquellas historias, cálidas historias que su abuela le había contado, llenas de tradición y orgullo que para aquel entonces conformaban su identidad como afrodescendiente, como barloventeño y como venezolano. "Chucho" el africano, no se vió reflejado en aquel pizarrón de colegio y se fue a otros espacios, fue a buscarse, fue a buscar a su abuela, fue a buscar a sus hermanos y hermanas que alguna vez llegaron encadenados a nuestras tierras.

El sociólogo francés Pierre Bourdieu en su libro Contrafuegos, al referirse al discurso dominante que nos presenta ideas como realidades inamovibles, resalta el papel de los investigadores, estos, según el autor, deben ir "contra esta imposición permanente e insidiosa que produce, por impregnación, una auténtica creencia"[1](Bourdieu; 2003, p43), cada uno de nosotros debe convertirse en un investigador capaz de reconocer los vacíos que se han dejado en nuestra historia escrita, cada uno de nosotros recorrerá un camino distinto, pero todos debemos estar alertas ante aquellos agujeros que se harán más visibles a medida que aprendamos a reconocerlos.

Bibliografía

BOURDIEU, Pierre (2003) Contrafuegos. Editorial Anagrama. Barcelona, España.

MARTÍ, José (2005) Nuestra América. Fundación Biblioteca Ayacucho. Caracas, Venezuela.

QUIJANO, Aníbal (1992). "Raza", "Etnia" y "Nación" en Mariategui: Cuestiones abiertas. Publicado en "jmc y Europa: La otra cara del descubrimiento" Amauta. Lima, Perú.



[1] Bourdieu se refiere a la idea del discurso dominante que nos dice que "...no hay oposición posible a la visión neoliberal, que se presenta como algo evidente, contra lo que no cabe ninguna alternativa." Me tomo la atribución de extender esta reflexión al discurso dominante en general, el cual considero, va de la mano con la historia oficial que cuenta y calla lo que le conviene a algunos pocos que están o han estado en posiciones de poder.